Diferencias entre esclavos y sumisos en el BDSM

La distinción entre esclavos y sumisos es un asunto bastante subjetivo. Hay que tener en cuenta que la frontera es ambigua y que más importante que diferenciar si estoy con un esclavo o un sumiso es lograr una relación plena y satisfactoria para ambos miembros de la relación. Por ejemplo, algunos Amos no desean un esclavo, sino que prefieren un sumiso porque no desean implicarse en una relación que les exige una gran responsabilidad. Además cada uno tiene su propia opción de vida y algunos sumisos nunca podrían ser esclavos del mismo modo que algunos esclavos nunca serían felices como sumisos. No todos los sumisos se convierten en esclavos pero todos los esclavos han sido antes sumisos.

Esclavos y sumisos se diferencian en cómo

  • piensan
  • actúan
  • sienten
  • se someten

Los pensamientos de esclavos y sumisos

Esclavos y sumisos crean vínculos diferentes con sus Dominantes. No se trata de pensar que un vínculo sea mejor que otro, ya que cada relación es única y se adapta a las necesidades de cada uno de sus miembros. El vínculo que un esclavo establece con su Amo no le da opción a dejar de ser su esclavo. Si el esclavo piensa que la relación es abusiva ya no estamos hablando de una relación BDSM, y en este caso, el esclavo podría romper la relación. Ahora bien, esclavos y sumisos tienen niveles de tolerancia diferentes cuando califican un comportamiento como abusivo.

  • Un esclavo piensa en términos de ser propiedad, de ser poseído, en cambio un sumiso piensa en términos de someterse. Esta creencia de propiedad nace del fuerte vínculo mental y emocional que se establece con el Amo.
  • Respecto a sus opciones de vida, un esclavo tiende a pensar más en términos absolutos que en términos relativos. Esclavos y sumisos tienen márgenes diferentes de maniobra a la hora de satisfacer al Dominante. Por ejemplo, un esclavo espera su castigo cuando no ha cumplido sus obligaciones porque está enfermo. Un sumiso, sin embargo, espera clemencia por parte del Dominante ante la misma situación.
  • Esclavos y sumisos se diferencian en que los primeros no tienen ningún control sobre la relación, mientras que los segundos conservan cierto control. Hay que señalar que esta falta absoluta de control es lo que garantiza la evolución y el progreso del esclavo, ya que el pensamiento del esclavo es lograr la máxima felicidad del Amo. Por ejemplo, ante la decisión del Amo de traer un tercer miembro a la relación, un sumiso podría exigir ciertos criterios antes de permitirlo. El esclavo aceptará sin reservas cualquier decisión del Amo, independientemente de que esté de acuerdo o no con esa decisión. A la hora de hablar, un sumiso puede utilizar verbos como exigir o permitir. En cambio ese lenguaje es inaceptable en el caso de un esclavo.
  • Esclavos y sumisos tienen conceptos diferentes del placer. El sumiso tiende a pensar en sí mismo y en su propio goce además del placer del Dominante. Para el esclavo solo existe el placer del Amo. La satisfacción del esclavo reside en alcanzar un equilibrio y una paz interior con la elección que ha tomado. Esta paz incluye la aceptación de sí mismo y un profundo sentimiento de alegría. El orgullo y la arrogancia no son emociones propias de un esclavo. El Amo sin embargo puede sentirse orgulloso de su esclavo.

El comportamiento de los esclavos y sumisos

La base del comportamiento de esclavos y sumisos es diferente aunque, de cara a un tercero, sean idénticos:

  • Los esclavos trabajan duramente para que sus emociones no interfieran en su comportamiento. Mostrar disgusto o rabia es considerado motivo de castigo para un eslavo. Ellos ejercitan el autodominio para dar en todo momento lo mejor de sí mismos a su Amo. Los sumisos, en cambio, justifican sus rabietas y sus frustraciones porque muchas veces anteponen su propio placer a las necesidades del Dominante.
  • Un esclavo no solo intentará lograr la excelencia durante la ejecución de cualquiera de sus obligaciones, sino que buscará la manera de aumentar la satisfacción de su Amo anticipándose a sus deseos. En este sentido el esclavo puede gozar de cierta autonomía si el Amo ha depositado en él algunas responsabilidades. El sumiso en cambio solo debe limitarse a aceptar la sumisión de un modo pasivo.
  • Esclavos y sumisos necesitan diferentes niveles de atención y control. Un sumiso puede necesitar sentir el control permanente del Dominante para integrar su rol. Un esclavo, en cambio, no exigirá al Amo esa presión. Otra cosa es que al Amo le guste ejercer el control, incluso, hasta la extenuación.
  • Esclavos y sumisos pueden mostrar su personalidad abiertamente. Los esclavos en todo momento muestran un profundo respeto hacia su Amo, e intentan controlar su sarcasmo o su ironía en presencia del Propietario, sobre todo si saben que ese comportamiento no es de su agrado. En este sentido, un esclavo tiende a empatizar con el Amo mucho más de lo que lo haría un sumiso. La frontera entre el respeto y la camaradería puede ser tan sutil como explícita. Esclavos y sumisos no tienen por qué diferenciarse en eso. Algo que siempre digo a mis esclavos es que no pueden tratarme como si fuera un igual. Y en este trato no incluyo las fórmulas de tratamiento en tercera persona porque el respeto puede mostrarse también en el tú a tú. Me gusta la espontaneidad y la naturalidad del esclavo, y limitar su comportamiento natural o juguetón puede limitar también su entusiasmo. Existen Amos, además, que exigen una ausencia total de emociones en el comportamiento de sus esclavos. El sumiso, si limita su rol a determinadas circunstancias, tal vez precise, para adaptarse a ese rol, mostrar un trato más rígido y frío durante la sesión, y abandonarlo después cuando termine el juego. El respeto del esclavo es constante y puede seguir mostrándose sutilmente incluso en compañía de otros, hasta pasar desapercibido para alguien ajeno a la relación. Encuentro muy placentero sujetar al esclavo en público con una cadena que nadie ve.

Los sentimientos de esclavos y sumisos

  • Esclavos y sumisos tienen expectativas sobre su Dominante muy diferentes. Un esclavo no espera tener sus deseos satisfechos más allá de una necesidades básicas, como puede ser la hospitalidad o el alimento. Cuando el Amo tiene una atención con él, como comprarle un buttplug o un nuevo dispositivo de castidad, esta atención tiene la consideración de regalo. Muchas prerrogativas que un sumiso espera recibir, en la relación con su Dominante, son consideradas lujos por un esclavo. Entre estas necesidades que el esclavo considera regalos puede estar dormir en una cama, permitirle hablar siempre que quiera, usar el wc o comer sobre una mesa.
  • Un esclavo espera que el Amo le ayude a expandir sus límites. Esto quiere decir que espera el Amo le presente retos que tenga que superar en su relación. Un esclavo contempla de forma natural que le sean requeridas actividades que no le van a producir ningún tipo de goce, porque el objetivo que busca no está en conseguir su placer sino en lograr la satisfacción del Amo. El sumiso, en cambio, puede mostrar resistencias a abandonar su placer, por eso tal vez espere que el Dominante le consulte su opinión ante cualquier nueva actividad. Un esclavo siempre muestra buena disposición ante estos retos, porque ampliar sus límites fortalece su esclavitud y consolida la imagen que tiene de si mismo como esclavo. Esto no quiere decir que el esclavo espere que se le ignore por completo y que no sea tenido en cuenta en absoluto por el Amo cuando éste está haciendo un gran esfuerzo para ampliar sus límites actuales. El Amo siempre tendrá presente las limitaciones expresadas por el esclavo al principio de la relación y cuidará de su propiedad amorosamente a medida que le somete a comportamientos, tal vez inesperados pero no por ello menos responsables y seguros. Siempre digo a mis esclavos que mi placer reside en su displacer.

El sometimiento de esclavos y sumisos

Esclavos y sumisos se someten de forma diferente también, sobre todo en lo que se refiere a la existencia de límites. Aquí tengo que hablar de nuevo de la confianza como oxígeno de la relación. Si hablamos de límites hablamos de confianza y la confianza solo se logra a través de una experiencia larga con esclavos y sumisos.

  • Un esclavo en propiedad no fijará ningún límite en las actividades de su Amo porque él confía en que su Propietario no va dañarle ni mentalmente ni físicamente sometiéndole. Un esclavo sabe que poner límites de forma explícita puede desnaturalizar la relación. Sin embargo la existencia de límites es necesaria cuando la confianza no se ha desarrollado lo suficiente. Yo como Amo exijo conocer esos límites porque es la única manera que tengo para saber que no estoy abusando de un esclavo que no conozco en profundidad. Pero estos límites son solo temporales en un esclavo. Un sumiso en cambio puede establecer límites infranqueables y límites más permeables. Un esclavo sabe que debe confiar en su Amo porque su esclavitud se basa en esa entrega sin condiciones. El esclavo puede mostrar su disconformidad con una determinada actividad o con el uso de ciertos instrumentos, como un electro o un cánula, pero no prohíbe al Amo hacer uso de ese material. Es obligación del Amo instruir a su esclavo en el sometimiento que espera de él. La paciencia es esencial en cualquier entrenamiento.
  • Los esclavos y sumisos pueden elegir a sus Amos, y tal vez elijan aquellos Amos que se complementan con sus gustos y aficiones. Del mismo modo un Amo puede elegir al esclavo que necesita para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, pienso que este tipo de elecciones se da más entre sumisos que entre esclavos, porque el sumiso puede establecer límites que no satisfagan al Amo. Hay Amos que solo buscan satisfacer sus deseos, morbos o aficiones. Yo como Dominante sé que mi placer como Amo no reside en satisfacer mis deseos sádicos, por ejemplo, sino que va mucho más lejos, ya que mi placer consiste en lograr que el esclavo alcance su realización como el ser inferior que es.

 

Fuente: http://diamoteamo.com/diferencias-entre-esclavos-y-sumisos/

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