María, tiene 42 años, una mujer moderna, casada y que ama profundamente a su marido. Me escribió hace unos días, diciéndome que se encontraba perdida, sin saber que hacer, hacia varios años que le atraía el BDSM pero a su marido no te terminaba de encajar este tipo de juegos. Ella había incluso llegado a tener un Amo virtual que había conocido en un chat durante un año aproximadamente, sin llegar a verse porque ella no quería contacto real.
Después de aquella experiencia por su parte y después de hablar muchas veces con su marido sobre lo que ella sentía, pusieron en practica algún juego BDSM, pero notaba que algo no funcionaba en las pequeñas sesiones que realizaban, y su principal pregunta era si realmente ella sabia comportarse y dar juego para que un dominante pudiera jugar con ella.
En el correo que me mando, me hacia mención a los diferentes juegos que había realizado con aquel Amo virtual, cosas simples tratándose de una sumisión virtual, pero que ella ejecutaba simplemente sin mas análisis. Y sus preguntas sobre si ella era la culpable afloraron.
Se intereso en el taller de Aprendiendo a ser sumisa y después de varios correos lo realizo.
Y cual ha sido mi sorpresa cuando hace apenas una hora he recibido su correo que reproduzco con su autorización.
“Estimado Sr, me dirijo a usted para agradecerle su enseñanza y forma de ver el bdsm. Debo decirle que gracias a usted la relación con mi marido ha cambiado de forma radical, hemos podido jugar y ahora me siento plena, eufórica, y sin duda… agradeciéndole para siempre el cambio que ha conseguido en mí.
Tenia usted razón, el problema era yo, mi frialdad cuando realizaba una sesión con mi marido le frenaba y por el amor que el siente hacia mi, conducía a que los juegos siempre terminaran mal.
Hemos hecho todo lo que usted me enseño, he cambiado mi comportamiento y gracias a ello puedo decir que hoy soy feliz.
Gracias Señor, reciba un respetuoso saludo
María”
Bien, debo decir que siempre que recibo un correo de estas características me siento enormemente feliz. Muchas veces las sumisas, creen que simplemente dejándose hacer, el dominante ya debe hacer lo demás, y os aseguro que no es así.
Cuando hable con María antes de realizar el taller y mientras tomábamos un café ya note que su forma de proceder no era la correcta, tenia muchos puntos que en la parte practica analizamos y ella misma se dio cuenta de ello.
El dominante necesita un comportamiento, un saber estar, unas respuestas a nuestras preguntas, unas posiciones, una entrega. Y si eso no lo obtenemos nos es difícil jugar.
Imagínate que nosotros los dominantes somos un Ferrari, todo potencia y caballos, podemos hacer lo que queramos con esa maquina, pero sin duda, necesitamos una carretera que este en condiciones y sea conducible y sin baches. Y esa carretera es nuestra sumisa. Por ello la sumisa debe entender que al igual que el dominante no nace enseñado, hay que pulirlo y se debe ir formando con el tiempo, ya sea con ayuda de talleres o de forma autodidacta, la sumisa también debe hacerlo.
Una sesión con una sumisa que sabe como serlo, es una delicia para ambos, si nuestra sumisa solo se deja hacer, no transmite nada al dominante y eso mi querido lector, hace que cuando termina la sesión notemos que nos ha faltado algo.
Gracias María por permitirme ayudarte, te deseo de corazón que esa felicidad que hoy me compartes dure para siempre. Siempre que me necesites aquí estaré.
Dhanko
Fuente: Juegosbdsm.com