EL CONSENTIMIENTO DENTRO DEL BDSM

Muchas veces leemos o escuchamos dentro de los grupos de BDSM a sumisos y sumisas preguntando si “X” o “Y” comportamiento por parte de su Amo o Ama es “válido”, si “tienen que” acatar ciertas órdenes o realizar acciones con las que no se sienten cómodos(as) para poder mantener su estatus de “sumiso” o si “está bien” que los Amos o Amas pretendan tratarlos(as) con desprecio desde el primer contacto y les exijan ciertos protocolos sólo por ser la parte dominante.

 

Aunque muchos “personajes” en el medio se quieran comportar como protagonistas de fantasías y películas de Hollywood, esto no debe permitirse en nuestro mundo. El BDSM es un estilo de vida que respeta al máximo la libertad y la dignidad de las personas; que busca ampliar los horizontes de los practicantes al hacerlos trascender sus límites en forma constructiva por medio de normativas – como el clásico “Sano, Sensato, Seguro y Consensuado”- que respetan la dignidad humana mientras se juega con formas alternativas de la sexualidad.

En cualquier actividad en la que se involucren aspectos sexuales, el consentimiento es importante. Dentro del BDSM las responsabilidades y los riesgos son mayores, por lo que el consentimiento debe ser más explícito puesto que corremos el riesgo de cruzar en cualquier momento esa fina línea que divide el juego del abuso. En donde el llanto, el dolor y los gritos de “no, para” pueden ser parte del juego, tenemos que ser muy cuidadosos al distinguir cuándo se termina la diversión y comienza la violencia.

Las principales críticas que recibimos como practicantes de BDSM son en torno al abuso. Y sí, existen casos lamentables dentro de nuestro mundo en los que no se respetan los límites y se pasa del juego a la violencia injustificada.

Admitámoslo, a todos los que practicamos BDSM nos encanta jugar al límite, y por esto tenemos que ser muy cuidadosos con nuestras acciones… y más cuando se trata de sesionar con alguien nuevo.

Constantemente defendemos nuestro estilo de vida y decimos con fuerza que no se trata de relaciones abusivas. Sin embargo, no podemos dejar de señalar que el abuso existe dentro de nuestras filas – como sucede en el mundo vainilla – y tenemos que ser extra-precavidos para evitarlo y así seguir luchando contra el estigma social que cae sobre nuestras preferencias. Por esto, tenemos que educarnos y hacernos responsables de dar y pedir el consentimiento en forma explícita, sin dejar lugar a dudas.

Aún con buena intención, podemos cometer pequeños abusos que rompan la dinámica de una buena sesión. El BDSM se basa en la confianza entre compañeros, es mejor ir despacio y con paso firme que arriesgarte a perder a una potencial pareja de juego por un descuido.

¿Qué es el consenso?

Según el diccionario de la Real Academia, se trata de consentir, pactar, acordar o permitir los términos de una actividad o contrato. Esto implica factores como la información suficiente y la corresponsabilidad en el juego con respecto a las posibles consecuencias.

En el contexto del BDSM, por su riesgo inherente y su contenido sexual, este consentimiento debe ser explícito por parte de tu pareja, y más si se trata de una pareja ocasional de juego o de una pareja recién establecida. Ahora, dentro de los más respetados practicantes, se sabe que por consentimiento explícito no nos referimos a no escuchar un “no”, sino a escuchar un “sí. Y no cualquier “sí”, sino uno claro y entusiasta.

Pedir el consentimiento de nuestra pareja de juego es una muestra de respeto y una herramienta de comunicación básica que todos, TODOS, deberíamos practicar. Y sí, estoy diciendo que hay que respetar a los y las sumisas y consultarles sobre las sesiones que pretendemos tener con ellos porque una cosa es el rol que practiquemos dentro de un escenario BDSM y otra cosa es el deber que tenemos de respetar a todas las personas por igual, fuera, antes y después, de cualquier acuerdo que tengamos para jugar con ellas dentro de una práctica en específico.

¿Cuándo se busca el consenso?

El consenso se busca durante la negociación de una escena, previo al juego mismo. Este es el momento en el que la pareja habla sobre los contenidos posibles de una sesión, pudiéndose usar un play list conteniendo la experiencia de los jugadores, los límites suaves y los límites infranqueables. No es necesario “perder el misterio” o “perder el factor sorpresa”, pero sí es necesario ser claros en cuanto a las generalidades para obtener un consenso explícito y claro.

El consenso también debe buscarse y mantenerse durante la sesión misma, por esto, la mayoría de los practicantes utilizan herramientas como la palabra de seguridad, gestos o señas. Siempre que sospechemos que nuestra pareja está incómoda, inquieta o que algo no está yendo fantásticamente bien, tenemos que abrir un canal de comunicación –previamente acordado- y revisar si contamos con el consentimiento claro y total para seguir adelante.

¿Cómo se busca el consentimiento?

Hay distintas formas de hacerlo y no todas son válidas. Como sabemos, muchas veces podemos preguntar en forma o en algún contexto en el que la persona se sienta obligada a darnos la respuesta deseada. Esto no es un consentimiento válido porque no es libre sino manipulado o forzado. Tampoco califica como consentimiento si la persona accede a algo que no conoce suficientemente. Así que podemos preguntarnos:

¿Cómo SÍ se busca el consentimiento?

Cuando preguntamos abiertamente a alguien, dándole la información necesaria para que consienta, usamos frases directas y abiertas que buscan respuestas contundentes por parte de nuestra pareja. Cuando alguien nos pide nuestro consentimiento antes o durante una sesión suele sonar así:

¿Te parece si hacemos esto?

¿Qué tan lejos quieres ir?

¿Estás bien?

¿Te está gustando?

¿Sigo?

¿Te diviertes?

Es vital estar atento al lenguaje corporal de nuestra pareja y mantener abiertas las líneas de comunicación en todo momento por si sospechamos que ya no está cómoda. La parte dominante no debe nunca quedarse con la duda de si ha de seguir adelante o debe parar. Por el otro lado, si se juega de bottom o sumiso, es importante contar con vías de comunicación verbales y no verbales claras para manifestar cualquier malestar que podamos experimentar.

¿Cómo NO se busca el consentimiento?

Como hemos dicho, hay varias formas de buscar falsamente el consentimiento. Para empezar, está la posibilidad de que una persona “asuma” que el consentimiento está dado puesto que alguien está presente un una fiesta o actividad BDSMera, esto es totalmente erróneo. Salvo en las fiestas privadas -generalmente limitadas a un cierto número de asistentes que se conocen bien y han jugado juntos con anterioridad- en las que se ha acordado previamente un cierto protocolo, tu presencia en una fiesta y tu rol no quieren decir nada más allá de tu disposición a dialogar, conocer gente y, en una de esas, jugar un rato.

Por otro lado, existen formas de buscar el consentimiento que presionan a la parte sumisa para aceptar algo sin información suficiente o sin una completa aceptación del escenario propuesto. También se presenta este fenómeno durante las sesiones, cuando la parte dominante puede pasar algún límite no acordado y trata de justificarse al obtener un consenso a destiempo. En general, este tipo de propuestas suenan más o menos así:

Pensé que te gustaba.

Ándale, te va a gustar.

Por favor, hazlo por mi.

Todo el mundo lo hace.

Un buen sumiso soporta más que esto.

La vez pasada hicimos mucho más que esto.

Ya estamos aquí, ¿qué te cuesta?

Yo tengo la experiencia, tú sólo obedéceme.

No preguntes, ya verás que te gustará.

Presionar no es buscar consentimiento. La excesiva insistencia tampoco logra un consenso afirmativo y entusiasta.

Ahora, de cara a la parte sumisa: este tipo de prácticas no se las debes a nadie, parejas, Amos(as) y Dominantes incluidos. Sin importar si se conocen, son pareja estable o si han jugado con anterioridad, puedes no dar consentimiento o retirarlo incluso a media sesión. Es tu derecho y es su deber acatarlo.

¿Cómo das o te dan un buen consentimiento?

Así como hay que aprender a pedir consentimiento, es importante saber otorgarlo claramente. Es responsabilidad de la parte sumisa informarse y ejercer una comunicación clara y concisa en estas prácticas. Muchas acusaciones de abuso que he escuchado tienen un factor de corresponsabilidad por la parte pasiva por no ser clara y determinante en su práctica BDSMera. Sí, la persona que sufre un abuso es una víctima y nunca hay que cargarle la culpa a la víctima, pero tampoco podemos pasar por alto aquello que pudimos hacer diferente para evitar entrar en una relación abusiva. Culpamos y señalamos al agresor, pero aprendemos a reconocer nuestros errores y procuramos aprender de ellos.

Un buen consentimiento suena más o menos así:

Sí.

Por supuesto.

Me encanta la idea.

Me late probar esto pero no quiero esto otro.
Me parece bien, también puedes incluir esto o aquello.

No estoy seguro(a) pero me gustaría probar, vayamos despacio.

Sigue, sigue.

Estoy bien, puedes continuar.

Estoy llegando a mi límite, continua con precaución.

Un mal consentimiento o un consentimiento que no es claro o pleno, debe ser una señal de alarma para cualquier Dominante. Si no lo obtienes antes de una sesión, no vayas a esos terrenos durante la misma. Si notas algo en el lenguaje corporal de tu pareja que te indica que algo no va del todo bien o si espontáneamente la persona te dice algo que indica que no hay un consentimiento pleno, detente y aclara el punto con él o ella.

Un mal consentimiento suena más o menos así:

Bueno… pues… sí…

Si tú quieres…

No sé… eso es raro.

¿Es necesario esto?

Sólo si tú realmente lo necesitas…

Bueno, está bien, no te enojes…

No me siento cómodo(a).

¿Puedes ir más despacio?

Es que hoy no me siento bien…

Vamos viendo…

Un sí presionado, coaccionado o manipulado por la culpa no es un consenso afirmativo y entusiasta. Ceder no es igual que consentir.

OJO: El no escuchar un “NO”, no quiere decir que te den un “Sí”, y no todo “Sí” te da permiso de actuar.

El consentimiento es un SÍ:

  • Fuerte
  • Claro
  • Entusiasta
  • Sin dudas

No estamos buscando que alguien no nos diga que no, estamos buscando que nos digan que “¡Sí!”, que mueren de ganas de jugar con nosotros en esos términos.

¿Qué tipo de consenso necesitamos?

A esto tipo de luz verde para jugar le llamamos “consenso afirmativo y entusiasta”, en él hay un acuerdo afirmativo, consciente, informado y voluntario para involucrarse en una actividad BDSM. Este tipo de consenso busca el deseo mutuo y no sólo la ausencia de un “no”, esto es importantísimo en nuestras prácticas ya que, como sabemos, son controvertidas y algunas veces penadas por la ley.

Es vital educarnos sobre importancia del consentimiento proactivo y claro en las actividades relacionadas con el BDSM. Por el riesgo que implican, un simple “sí” no basta: debe ser uno entusiasta que no deje lugar a confusiones en las partes involucradas.

¿Cómo se consigue este tipo de consentimiento?

La base para construir este tipo de consenso y de seguridad en nuestras prácticas está en los momentos que compartimos con la potencial pareja de juego ANTES de involucrarnos en una sesión. Está en las pláticas en las que aclaramos que queremos jugar juntos, en las que hablamos de lo que disfrutamos y lo que no, en donde se construye ese deseo anticipado por sesionar juntos. En estas conversaciones exploramos los límites y las fantasías que queremos satisfacer ambos. Si tenemos este tipo de comunicación, seguramente lograremos sesiones maravillosas y creceremos como practicantes.

Mi recomendación es que tengas este tipo de pláticas en un ambiente confortable en el que puedas hablar abiertamente. Lo ideal que es se lleven a cabo fuera del rol para que no existan fronteras entre las voluntades de ambos individuos. “¿Te gusta cuando hago esto?”, “¿Quieres hacer algo parecido a lo que vimos aquí o allá / o a lo que hicimos la vez pasada?”, “¿Prefieres que no lo hagamos de nuevo?”, “Tengo esta fantasía, me ayudarías a satisfacerla.”

Tener este tipo de pláticas con tu pareja de juego puede darte para plantear escenas por mucho tiempo, evitando perder el factor sorpresa. Sin embargo, siempre es bueno tenerlas con cierta periodicidad porque todos vamos cambiando con el tiempo y podemos desear hacer otras cosas, superar límites o cambiar alguna faceta de juego. También será necesario que recuerdes confirmar el consenso durante las sesiones, como dije más arriba, para asegurarte de que es el momento adecuado para plantear esa escena y para mantenerte dentro de lo querido por tu pareja.

Recuerda: aunque estemos inmersos en juegos de rol, el que una persona asuma una postura pasiva o sumisa no quiere decir que no tenga que DARTE su PERMISO para JUGAR con ella.

Por último, es necesario recalcar que no podemos hablar de un consentimiento y, por tanto, de una actividad consensuada, cuando alguno de los integrantes de la escena es menor de edad o está bajo la influencia de drogas o alcohol. El BDSM conlleva prácticas de riesgo que no son compatibles con estos estados. ¡Nuestro mundo es suficientemente interesante y apasionante como para necesitar estímulos extras!

En conclusión:

Para las personas que recién se incorporan a nuestro estilo de vida, es complejo aprender a distinguir entre un practicante serio y alguien que se esconde en los pseudónimos y en los protocolos para buscar abusar de la confianza que se deposita en sus manos. Por esta razón, es necesario desmitificar nuestras prácticas primero entre nuestros propios miembros – hablando de cómo se sesiona realmente entre practicantes serios – y luego hacia fuera de nuestra comunidad –mostrando las medidas de seguridad que seguimos para mantener nuestras prácticas alineadas con el respeto a las personas, los derechos humanos y la libertad sexual.

En nuestro mundo, “no” no siempre significa “no”. Pero un “sí”, tampoco significa siempre “sí”. En el BDSM tenemos que ser más explícitos, claros y concretos. ¿Qué prácticas te gustan? ¿Cuáles no te gustan? ¿Qué intensidad es la adecuada para ti? ¿Cuánto tiempo? ¿Te gustaría una escena compleja con transiciones o una sencilla? ¿Qué elementos podemos conjugar? Y ya durante la sesión: ¿Quieres seguir? ¿Quieres bajar la intensidad? ¿Quieres omitir alguna transición de las pactadas? ¿Paramos?

Las pláticas en las que se pide y se otorga el consenso no son cortas ni binarias, es decir, no se resuelven con un “¿Quieres?”, y con un simple “Sí” o “No” por respuesta. Son mucho más complejas porque nuestras preferencias son mucho más complejas. El consenso es algo que puede darse totalmente, parcialmente, que puede retirarse en cualquier momento , puede ser re-evaluado, no siempre se da a las mismas prácticas ni con la misma persona, etc…

El BDSM es un juego riesgoso, el consenso afirmativo, claro, entusiasta y explícito es nuestra palabra de seguridad para disfrutar de este mundo de una forma más segura para todos los involucrados.

Sury CFest

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Fetlife: Sury

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