Caja de los castigos

Nosotros llamamos “La caja de los castigos” a una caja que guarda en su interior diversos castigos, que un sumiso, o sumisa, que se haya comportado mal tiene que coger al azar del interior de la caja.

Puedes plantear la caja como un juego y hacerle sacar un castigo cada día, o puedes guardar la caja para usar los castigos cuando haya cometido alguna falta.

Algunos Dominantes preferirán escribir ellos mismos los castigos, pero es muy divertido decirle a tu sumiso que los escriba. Cuando el sumiso haya escrito los castigos, el Dominante revisará cada uno de ellos para asegurarse de que en realidad se trata de castigos, y rechazará los que sean “falsos castigos” (demasiado suaves,  premios disfrazados de castigo, etc). Por supuesto, el sumiso deberá  ser castigado por cada tarjeta rechazada…

También puede ser divertido incluir, por ejemplo, una tarjeta “tipo Monopoly” que diga: “Roba dos cartas más. Has ganado dos castigos” u otra carta que diga: “Lanza una moneda: si sale cara, coges una carta; si sale cruz coges dos“. Aquí la imaginación perversa del dominante puede explayarse para darle al juego más diversión.

Por supuesto, el contenido de esas tarjetas depende, como no, de las personas involucradas y variará mucho según sean Dominante y sumiso y/o el tipo de relación que tengan. Esta misma idea puede usarse para crear un juego erótico. Algunas ideas que se nos ocurren:

  • Al sumiso no se le permite al orgasmo durante los próximos dos días.
  • El sumiso debe usar pinzas en sus pezones durante media hora.
  • El sumiso será llevado al borde del orgasmo, y luego se le negará.

Y así sucesivamente. Pueden ser tan suaves o tan perversos como prefieras.

¿Se os ocurren ideas para escribir en esas tarjetas? Son bienvenidas.

Además de la “Caja de castigos”, también se nos ocurren cosas buenas, no sólo somos malos. Se puede usar el mismo concepto para hacer una caja de recompensas o premios, cosas que al sumiso le gusten.

De esta manera tendríamos dos cajas, una de castigos y otra de premios. Esto sería valido como juego, no cuando el sumiso se ha ganado un castigo merecido.

Si vamos a jugar con las dos cajas podemos usar una bolsa de tela, por ejemplo, donde meteríamos unas bolas de dos colores (o canicas, fichas…). Un color seria el castigo y otro el premio. Por ejemplo yo metería veinte canicas, diez de ellas negras y diez blancas, siendo el color negro el del castigo y el blanco el del premio. Es decir, si el sumiso mete la mano en la bolsa y saca sin mirar una bola negra tendrá que coger una tarjeta de la “Caja de los castigos”. Si saca una bola blanca deberá tomar una tarjeta de la caja de los premios. Que el azar decida puede ser muy divertido.

¿Lo retorcemos un poco más? Hemos empezado con el mismo número de bolas negras y blancas dentro de la bolsa. Pero cada vez que el sumiso haga algo mal le podemos cambiar una bola blanca del interior de la bolsa por otra de color negro. Así la proporción entre premios y castigos variará en contra suya, por mal sumiso. pero también cada vez que el sumiso haga algo excepcionalmente digno de alabanza, se quita una bola negra de la bolsa y se sustituye por una de color blanco (aumentando la probabilidad de sacar una bola blanca la siguiente vez). De esta forma la proporción entre premios y castigo estará acorde a su comportamiento.

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