Así es como ser un pervertido sexual puede hacerte más creativo

Nuevas investigaciones sugieren que el BDSM puede ayudar a la gente a alcanzar estados alterados de conciencia propios de los artistas.

El pasado mes de febrero, los lectores de la sección de música clásica del New York Times, acostumbrados a temas que casi parecen estar escritos para ser leídos en frac, debieron quedarse picuetos al encontrarse con el siguiente titular: "Un compositor y su mujer: creatividad a través de la perversión".

 

En el artículo, Georg Friedrich Haas, considerado uno de los mejores compositores del planeta, se presenta también como amo de su esposa y sumisa Mollena. Friedrich Haas tiene claro que la relación BDSM que mantiene con su pareja ha sido una pieza clave a la hora de escribir su última y aclamada obra.

El BDSM, que hasta hace cuatro telediarios era considerado como una desviación vergonzosa, empieza ahora a ser visto con otros ojos. Estudios recientes han demostrado que practicarlo puede reducir la ansiedad, el estrés y fortalecer los nexos entre las personas, pero...

 

¿Puede también hacerte más creativo? Según una investigación de la Universidad del Norte Illinois, todo apunta a que sí.

Tras reclutar una pequeña muestra de miembros de la escena BDSM a través de Fetlife, y pidiéndoles que recreasen una escena BDSM típica, los investigadores se encontraron con que los dominantes eran capaces de alcanzar "el flow": una inmersión total, un estado mental creativo a menudo descrito por escritores, artistas y músicos.

Los sumisos, por otro lado, experimentan lo que se denomina como "hipofrontalidad transitoria", un estado de conciencia que produce una percepción alterada del tiempo, sensación de flotar, falta de autoconciencia, paz y la experiencia de estar "aquí y ahora".

No creo que el flow experimentado que medimos entre los dominantes del BDSM difiera del flow conseguido en otras actividades.

Brad Sagarin, profesor de psicología y uno de las principales personalidades del estudio, utilizó un cuestionario desarrollado en la Universidad de Queensland para analizar cómo los dominantes en el BDSM experimentaban el flow. Los encuestados coincidían en afirmaciones como "me sentía en control total de lo que estaba haciendo" y "estaba completamente concentrado en la tarea desarrollada".

"No creo que el flow experimentado entre los dominantes del BDSM difiera del flow conseguido en otras actividades", dice.

Ojo, que no estamos diciendo que esto sea pillar la fusta y besar el santo. Llegar a tener los conocimientos necesarios para hacer una escena segura y en condiciones requiere trabajo y tiempo. "Esto no va de pillar un juguete y arrearle a alguien con él el primer día" dijo Sagin.

 

La idea de que ser azotado y amordazado pueda ser bueno para tu salud mental es extremadamente nueva dentro de la comunidad psiquiátrica. La Asociación Psiquiátrica Americana no cambió su código de diagnóstico para el BDSM, el fetichismo y el travestismo hasta 2013.

Básicamente, hasta hace tres años, el sadismo y el fetichismo sexual eran consideradas considerados una depravación. Que las prácticas fuesen o no consentidas daba exactamente igual.

Para Freud, el BDSM era "una enfermedad", "la mayor de todas las perversiones". Y, comparándolo con algunos de sus colegas, el amigo Sigmund era un moderado: otros investigadores iban más allá, relacionando el sadomasoquismo con el canibalismo, el vampirismo, los asesinatos en masa, la necrofilia y la epilepsia.

Hasta hace solo tres años, el sadismo y el fetichismo sexual eran consideradas consideradas una depravación.

Sagarin empezó a interesarse en los efectos cognitivos del BDSM después de escuchar a la gente de la comunidad describir cómo se sentían "flotando" durante las sesiones.

Su siguiente objetivo es estudiar el aftercare (momento de bajada tras la sesión en el que el dominante cuida del sumiso). "Estamos muy interesados en cómo la gente del BDSM se siente unida de una forma mucho más íntima cuando el juego ha acabado. ¿Se forja esa unión durante las sesiones o cuando acaban?"..

 

Alguno podría pensar que, hace años, con pasar de los prejuicios de la gente podía bastar para vivir el BDSM con normalidad, pero las cosas eran bastante más complicadas que eso. Si no llega a ser por la presión que el Consejo Nacional para la Libertad Sexual ejerció para que las definiciones se cambiaran, los practicantes del BDSM seguirían en riesgo de perder la custodia de sus hijos por su supuesto "trastorno".

Katherine Klement, otra de las investigadoras del estudio, declaró a Mel que espera que investigadores como ella "desestigmaticen las experiencias de los practicantes de BDSM y se disipen al fin los estereotipos nocivos de las personas que viven su sexualidad de una forma alternativas".

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